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Estudios científicos demuestran que los caninos juegan un papel fundamental en el desarrollo de la niñez. Qué dicen las investigaciones y cuáles son los beneficios de tener una mascota en la primera infancia
Los argentinos son reconocidos en el mundo por su fanatismo por las mascotas y principalmente por los perros. De hecho, un 70% de los hogares que tienen un can lo consideran como un miembro más de su familia, según lo indica un informe de Omnibus Kantar TNS Gallup, y este vínculo no es sólo afectivo sino que también genera beneficios para la salud de los humanos, principalmente durante la primera infancia, dado que el contacto con los animales impacta positivamente en el desarrollo socio-emocional de los niños.
Según un estudio de la Universidad de Cambridge, la relación que las mascotas domésticas tienen con los chicos genera un efecto positivo en las destrezas sociales y su bienestar emocional, lo que favorece que lleven una infancia saludable. Además, está comprobado que adquieren determinados valores como el respeto por la vida animal, la confianza en sí mismos, el desarrollo de la autoestima y la responsabilidad, ya que toman conciencia acerca de la importancia de proveerles a sus compañeros de cuatro patas los cuidados necesarios para que crezcan con buena salud.
"Los seres humanos como seres sociales necesitamos relacionarnos con otras personas, otros seres vivos y, dentro de esto, identificamos a las mascotas como una compañía, ya que contribuyen a satisfacer las necesidades de conexión", afirmó en diálogo con Infobae la médica veterinaria especializada en etología clínica María Virginia Ragau.
La infancia es el momento en el que una persona forma su personalidad, se establecen las bases de su carácter y desarrolla la estructura psíquica que determinará sus deseos y necesidades. Según un proyecto de investigación realizado por la Universidad de San Buenaventura (2008), tener animales domésticos tanto en la niñez como en la adolescencia juega un papel importante en el establecimiento de una identidad propia.
"Vivir con una mascota nos ayuda a ver con más claridad el tipo de personas que somos. Por una parte, tener un animal como un perro, con el que establecemos una relación estrecha y afectiva, puede ayudarnos a sentirnos mejor con nosotros mismos; nos damos cuenta no sólo de que podemos dar cariño a los animales, sino de que somos capaces de disponer del afecto incondicional de nuestra leal y agradecida mascota", concluyó la investigación.
Si bien la presencia de los perros genera un desarrollo favorable, tal como se mencionó previamente, los efectos van más allá que ello. La conexión y empatía que se desarrolla entre ellos y los niños a través del juego es casi automática. Según el trabajo Interacción con animales desde el punto de vista infantil realizado por Elisabeth Sevilla Fernández (2015), la presencia del juego es de suma importancia durante la niñez, ya que funciona como una fuente de enriquecimiento para la imaginación y la creatividad. También es considerado uno de los medios más poderosos para que los niños aprendan nuevas habilidades y conceptos a través de su propia experiencia.
"Independientemente de si se tiene un perro mestizo o de raza, a la hora de hacer convivir perros y niños es importante saber que el comportamiento de los perros se debe en un 30% a su genética, mientras que el 70% restante es adquirido a través de su educación y el ambiente en que vive", afirmó.
La especialista dijo que los humanos podemos influir notoriamente en que un perro sea amigable y seguro para los niños pequeños. Por eso, "es importante informarse con el médico veterinario sobre cuáles son los comportamientos normales de un perro y cómo debemos estimularlos", concluyó la veterinaria.
Fuente: Infobae