Descripción
Entre los cientos de selfies e imágenes que postean en las redes sociales Cecilia Membrado (31) e Ignacio Basaldúa (31), una llama particularmente la atención: es la de Simón en su primer cumpleaños, con cotillón y torta incluida. La organización del festejo estuvo a cargo de sus padres. Hasta aquí, nada fuera de lo común, de no ser porque Simón es un boyero de Berna que llegó a la vida del matrimonio -ambos administradores de empresas y emprendedores tecnológicos- un año y medio atrás para cambiarles la vida. "Lo queremos como el hijo que aún no tenemos. Decidimos que hay otros planes que nos interesa cumplir antes de ser padres, porque cuando lo seamos, queremos serlo ciento por ciento. La atención que le dedicamos es total: viajes, juguetes, comida, premios: es un malcriado", señalan.
El caso de esta pareja se suma al de muchas otras que retrasan la llegada de los hijos, pero que, sin embargo, ensayan roles y tratos más de tipo paternal en una suerte de vínculo que humaniza a sus mascotas, alejándolas del simple lugar de animales. "Se da en niveles socioeconómicos medios y altos. Cuestiones laborales, de formación o de disfrute hacen que se postergue la decisión de ser padres. Mientras esperan el momento adecuado, en muchos casos la mascota los ayuda en esa etapa de transición", afirma la psicóloga Giselle Vetere.
El fenómeno excede a parejas y matrimonios para instalarse como una tendencia social. "El rol de la mascota ha ido cambiando: en el pasado era animal de campo; en la década del 90 era un amigo, y en la actualidad es un miembro de la familia que pasa del patio y la cocina a compartir los ambientes de la casa con similares beneficios que el resto de los integrantes", señala Juan Martín Moreno, gerente de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (Caena).
Ya nada queda de aquellas concepciones en las que las mascotas se exhibían como trofeos o joyas. Eduardo San Pietro, director de Marketing de Royal Canin, destaca la importancia de los perros en los hogares argentinos sobre la base de un reciente estudio llevado a cabo por Mars Inc.: "Un 47% los quieren porque les hacen compañía, un 45% porque son cariñosos, luego vienen los motivos vinculados a la seguridad, la obediencia o la fidelidad, pero con poca popularidad. Las razones más importantes tienen que ver con la compañía y el cariño. Casi un 40% dice que no es como un hijo, pero sí es un miembro de la familia, porque si bien no lo pueden equiparar con un ser humano generan un vínculo emocional que es realmente muy fuerte", afirma.
En la misma dirección, Santiago Maciel (31) y Valeria Cecco (35) aseguran que aún no tienen planes de hijos, pero que ese lugar, por ahora, lo ocupa (otro) Simón: un golden retriever de 7 años de quien se ocupan con dedicación paternal. "Baño, controles, vacunas, paseos, juegos, todo eso nos ocupa el tiempo y, en parte, lo asemeja a un hijo", asegura la pareja que, además, tiene un pet shop llamado Pet Maison. "Lo malcriamos mucho, sabe nuestros horarios y hace sus monadas cuando llegamos", agrega Santiago.
"Queda en evidencia la cuestión de probar y ensayar, que antes no estaba tan presente -señala Vetere-. Se da en varios sentidos, postergan el matrimonio, se van a vivir juntos, prueban si funciona la convivencia y ahí deciden casarse, lo mismo ocurre en algunos casos con los hijos y las mascotas."
"Los dos gatos eran míos", dice Eliana, publicista de 25 años que convive hace seis meses con Gabriel, un productor de teatro de 39. "Me encanta ver el amor que les da Gabriel. Ya los adoptó y no para de darles mimos, incluso más que yo. Si hay que llevarlos al veterinario por algo más grave, después los premiamos con alguna comida especial o con atún", completa.
Agustín Ventura, un abogado de 32 años que convive hace tres años con Viviana Celano Gómez, psicóloga y docente también de 32 años, cuenta que aún no es momento de hijos. "Teníamos otras prioridades, tener un hogar en común, encontrar una estabilidad laboral y económica. Dimos prioridad a la pareja, viajamos, compartimos momentos con familia y amigos", indica. La labradora té con leche de Agustín, Juana, convive con ellos desde el principio. "Le genera un plus a nuestra pareja, la cuidamos juntos, compartimos momentos entre nosotros y con ella; no podría pensar en vivir sin Juana, ya es parte de la familia", agrega Viviana. Agustín llegó a hacerle un perfil de Twitter a Juana, que se suma a la presencia virtual que tiene la mascota a través de las redes sociales. De hecho, las mascotas copan la Web. Un informe de la agencia de medios Quiroga señala que los sitios de mascotas en el país logran alrededor de 17.000 ingresos diarios y en el mes se llevan más de medio millón de visitas mensuales.
La cuestión de la humanización del animal incluso se convierte en una opción de vida: "Existe un fenómeno análogo entre las parejas DINK (double income no kids), parejas que deciden no tener hijos y sumar sus ingresos con la idea de destinarlos a un estilo de vida determinado. En esos casos la mascota puede servir para canalizar una necesidad afectiva", resume Vetere.
UNA INDUSTRIA EN ASCENSO
Pero cuando la mascota pasa a ser un integrante de la familia, crece un enorme negocio de servicios similar al de las personas: "Incluye indumentaria, accesorios, servicios de todo tipo, estética, gastronomía, todo tipo de juguetes y experiencias", explica Moreno. Las novedades incluyen, por ejemplo Club Can, empresa de paseadores profesionales de perros que permite tener un perfil online de la mascota, seguimiento por GPS y seguro médico entre otros servicios premium. "Nosotros le damos todos los gustos como si fuera un chico, le compramos torta para perro en su cumpleaños, tiene su ropa, lo llevamos de vacaciones y los fines de semana va al parque a jugar con otros perros", detalla Patricia Roccatagliata (28), que, junto a su pareja, Gonzalo Magiory (31), dedica todo su caudal amoroso a Edy, un bulldog francés de 2 años.
Los viajes, para muchas parejas, no se hacen a destinos que no sean pet friendly. Constanza de la Cruz, general manager de la central de reservas de alquileres temporarios SegundoHogar.com comenta que cuentan con más de 1300 propiedades que aceptan parejas de viajeros con sus mascotas.
Karen Reichardt, dueña de la boutique canina Amores Perros cuenta que "es común que vengan parejas jóvenes a probar prendas a sus perros, hay ropa que hasta parece de bebé. Les enseño cómo tienen que hacer para secarlos y ponerles la bata después del baño". La marca -que agotó su colección de remeras y bandanas para el Mundial- cuenta con colecciones que se renuevan cada temporada. De hecho, en los casi nueve años que Fernanda Kaspin lleva al frente de su tienda de indumentaria para mascotas Kaspet, se ha dado cuenta de que los clientes son cada vez más exigentes: "Quieren diseño y variedad, tuvimos que renovar la colección dos veces al año", aclara y agrega que ofrecen suéteres, camperas, vestidos y musculosas, pero también arneses y bombachas con volados para las épocas de celo.
Para la estética, también hay un lugar central. Según Gabriel Abbondanza, del spa para mascotas Koketitos, los clientes pueden optar el servicio clásico de peluquería o un servicio especial: "El circuito de spa ofrece hidroterapia, ozonoterapia, baño de luz, masajes, baño, corte y peinado. Contamos además con más de 500 productos para las mascotas y un equipo de estilistas y veterinarios de primera clase", aclara.
De acuerdo con Romina Matorras, veterinaria y directora de Asuntos Corporativos de Royal Canin, la conciencia que han tomado las personas en las grandes ciudades acerca de cuidar la nutrición y el ejercicio físico la aplican con sus mascotas. "Si es un integrante de la familia también puede llevar ese estilo de vida", afirma.
La popularidad de los productos de alta gama para mascotas va en alza en la Argentina y cuidan aspectos como su piel, el aparato digestivo, el envejecimiento, el aparato inmunológico o la obesidad. "Estos productos son aun los más caros y se venden en canales especializados, pero representan ya el 20% del consumo total de alimentos para mascotas", resalta San Pietro.
Leandro Marino y su mujer son dueños de Delicias y Ladridos "pastelería perruna", que fabrica galletas caseras, premios y pastelería para mascotas con ingredientes 100% naturales. La idea nació luego de advertir que Thao, la mascota del matrimonio, era alérgica a los productos del mercado. La cocina casera para mascotas, según Marino, es otra práctica en alza: "Hacer una torta es una buena manera de mimarlos en forma esporádica. Hay que considerar que las mascotas no pueden comer cualquier cosa, hay que consultar al veterinario", advierte.
La preocupación por la conducta y la salud emocional es otro emergente de la humanización de las mascotas. Fernando Catrina, veterinario que dirige un Centro de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de Problemas de Comportamiento en Caninos y Felinos, asegura que las preocupaciones "vienen del interés que genera en las personas la mascota y porque es parte de la convivencia".
"Al más grande lo ponen nervioso las tormentas, mientras que el más chico tiene una suerte de fobia social. Además, cuando sumamos al más chiquito a la familia el más grande se estresó y le hicimos un tratamiento homeopático", cuenta Alejandra respecto de sus gatos.
EN CONFLICTO
Pero la humanización también trae conflictos. "El 90% de los perros que vienen a PetVille están humanizados", sostiene Marisa Huber, dueña de este animal resort que se propone que lejos de la vida de la ciudad, el perro vuelva a sus orígenes: "Queremos que hagan vida de perro y no de hombre, que puedan correr siguiendo un rastro, que hagan pozos, que jueguen con sus pares. Hay dueños que deciden tener un segundo hijo de 4 patas y es ahí, muchas veces, cuando empieza a complicarse la relación", afirman y relatan cantidad de casos en los que han logrado perfecta armonía luego de un tratamiento.
Vetere entiende que si bien la humanización de las mascotas puede ser un ensayo de responsabilidades, las diferencias con tener un hijo son enormes: "A un animal no se lo educa en valores, no tiene el sentido de la trascendencia que brinda un hijo".
Biglieri considera finalmente que hay que tener en claro que la paternidad implica un reajuste respecto de lo que alguien puede creer en virtud de tener mascotas: "Tiene que haber una readaptación de la pareja. La humanización no favorece en este sentido porque con el animal hay que tener otros códigos. No necesariamente tener un buen desempeño como dueños de una mascota implica que vayan a ser buenos padres", concluye.
Producción de Lila Bendersky.
Fuente: La Nacion